Sara Alameda: “Las residencias también generan conocimiento: la experiencia enfermera como motor de investigación”

Escrito el 17/07/2025
Gema Freire Martell

La enfermera, Sara Alameda Salazar, ponente de la Semana del Conocimiento Enfermero.

Gema Freire.- Sara Alameda Salazar, enfermera con una amplia experiencia en residencias de mayores, será una de las ponentes de la mesa divulgativa “La investigación enfermera al servicio de las personas con problemas crónicos de salud”. Esta actividad, que se celebrará el próximo 14 de octubre en el Aulario La Bomba se enmarca dentro de la Semana del Conocimiento Enfermero organizada por el Colegio de Enfermería de Cádiz. Sara, además de contar con un Máster en Innovación e Investigación en Cuidados de Salud, ha sido durante dos décadas referente en el ámbito del cuidado a personas mayores, especialmente en contextos de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

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Usted ha sido durante año y medio aproximadamente directora de una residencia de mayores, en base a su experiencia, ¿puede la investigación enfermera contribuir a mejorar la calidad de vida no solo de los residentes, sino también de sus familias y cuidadores?

Sara Alameda: Por supuesto. La investigación enfermera nos permite identificar las mejores prácticas, entender las necesidades reales de los residentes y sus familias, y desarrollar intervenciones más efectivas. Poner en práctica este conocimiento no solo mejora la calidad de vida de los residentes, sino también la de las familias y cuidadores, quienes muchas veces enfrentan desafíos emocionales y físicos en el cuidado diario.

¿Qué importancia cree que puede tener la formación y actualización científica del personal enfermero en contextos residenciales especializados?

La formación continua y la actualización científica son fundamentales. Nos permiten ofrecer cuidados basados en la evidencia, adaptarnos a los avances en el conocimiento y mejorar la atención. En residencias especializadas, donde las necesidades son complejas, un personal bien formado marca la diferencia en la calidad del cuidado de los residentes y sus familias.

¿Qué papel considera que juegan las residencias en la generación o aplicación del conocimiento enfermero basado en la evidencia?

Las residencias son espacios donde la experiencia clínica diaria se convierte en una fuente valiosa de aprendizaje y descubrimiento. En estos entornos, las enfermeras tenemos la oportunidad de observar, evaluar y reflexionar sobre las intervenciones que funcionan mejor en la práctica real, adaptándolas a las necesidades específicas de cada residente, lo cual supone que surjan nuevas preguntas de investigación con el fin de mejorar en la calidad del cuidado u obtener mejores resultados en nuestras intervenciones.

De manera que, las residencias se convierten en entornos en los que se pueden desarrollar estudios y proyectos que busquen mejorar los cuidados, reducir complicaciones y promover la calidad de vida. En definitiva, las residencias no solo son lugares de cuidado, sino también de conocimiento y aprendizaje, donde la experiencia clínica y la investigación se complementan para ofrecer una atención de excelencia a las personas mayores, especialmente aquellas con enfermedades neurodegenerativas como es el caso de la residencia en la que he ejercido durante 20 años.

¿Qué retos específicos encuentra en la atención a personas mayores con enfermedades neurodegenerativas desde el punto de vista enfermero?

Atender a personas mayores con enfermedades neurodegenerativas presenta múltiples retos, tanto en el cuidado directo al residente como en el apoyo a sus familiares.

Desde la perspectiva enfermera, uno de los principales desafíos es gestionar la complejidad de los síntomas, que varían mucho de una persona a otra y evolucionan con el tiempo. Esto requiere una atención muy personalizada, adaptada a cada etapa de la enfermedad. La atención requiere un trabajo multidisciplinar, constante coordinación y formación especializada para manejar síntomas complejos, como alteraciones conductuales, problemas de movilidad o dificultades en la alimentación entre otros.

Otro reto importante es mantener la dignidad, la autonomía y la calidad de vida del residente, a pesar de las limitaciones físicas y cognitivas. La comunicación se vuelve difícil, y es fundamental encontrar formas de conectar y ofrecer un cuidado humanizado, respetando siempre su historia de vida y sus preferencias; en definitiva, se trata de ofrecer una atención centrada en la persona.

En cuanto al cuidado del familiar, uno de los mayores desafíos es ofrecerles apoyo emocional y orientación, ya que la gran mayoría de las veces enfrentan sentimientos de impotencia, estrés y agotamiento… que da lugar a desarrollar problemas de salud. Y es que, la enfermedad neurodegenerativa no solo afecta al residente, sino que también transforma la dinámica familiar, y el personal de enfermería juega un papel clave en acompañar y ofrecer educación sanitaria a las familias para que puedan afrontar mejor esta situación.

En definitiva, uno de los mayores retos es equilibrar la atención clínica con el apoyo emocional, tanto al residente como a su familia, para ofrecer un cuidado integral, digno y humanizado en un contexto de cambios constantes y desafíos emocionales profundos.

¿Cómo puede esta actividad divulgativa en el Aulario La Bomba ayudar a visibilizar el valor del cuidado enfermero en el contexto del envejecimiento y la cronicidad?

Este tipo de actividades permite acercar la realidad del cuidado enfermero a la comunidad, mostrando el trabajo que hacemos día a día y la importancia de una atención especializada y humanizada, además de visibilizar y valorar el trabajo del cuidado enfermero en un contexto cada vez más relevante como es el envejecimiento y la cronicidad.

 A través de estas iniciativas, se puede mostrar, además, a la comunidad que, el cuidado enfermero debe estar basado en la evidencia científica para que sea considerado un cuidado de calidad y es por esto que cobra tanta importancia la investigación enfermera.

¿Qué mensaje le gustaría hacer llegar a las asociaciones de pacientes, familiares y medios de comunicación que asistirán al encuentro?

Como enfermera que ha trabajado durante 20 años en residencias de mayores, quiero recordar que es fundamental que la sociedad valore y reconozca la labor de las enfermeras y todo el equipo que trabaja en estos centros. La atención en residencias requiere una formación específica, mucha empatía y dedicación, ya que acompañamos a las personas y a sus familias en una etapa de la vida en la que necesitan mucho apoyo, respeto y comprensión. Además, es importante que las residencias sean vistas como un recurso esencial en el sistema de salud y atención social, y que se reconozca su papel en la prevención, el cuidado y la mejora de la calidad de vida de las personas mayores y de sus familias. La colaboración entre residencias, familias, asociaciones y medios de comunicación puede ayudar a cambiar percepciones y a promover una visión más justa y valorada de nuestro trabajo.

Ya que usted fue directora de una residencia de mayores especializada en pacientes con Alzheimer ¿Qué espera que se lleven los asistentes en términos de concienciación sobre el papel de la enfermería en el cuidado de estas personas?

Espero que los asistentes se lleven una comprensión más profunda de lo que supone el papel de la enfermera en el cuidado de un enfermo de Alzheimer. Que sea consciente de que la enfermera de una residencia no solo cuida del residente enfermo, sino que también cuida al familiar.

 El Alzheimer también impacta en la vida del familiar cuidador y las enfermeras de las residencias somos profesionales que diseñamos intervenciones personalizadas, que entendemos las etapas de la enfermedad y que adaptamos nuestros cuidados a las necesidades cambiantes de cada residente, incluyendo en estas intervenciones al familiar como pieza importante y con participación del cuidado de su familiar, así como receptor de cuidados por parte de la enfermera, ofreciéndole al familiar cuidador apoyo y acompañamiento, ya que la mayoría de las veces enfrentan una situación emocional muy difícil que afecta también a su salud.

 Nos convertimos en un lado del triángulo esencial: paciente, familia y enfermera, trabajando en conjunto para mejorar la calidad de vida de todos los involucrados.

Es importante que los asistentes reconozcan que el cuidado de personas con Alzheimer requiere una formación especializada, una actitud empática y un compromiso constante.

Por eso, espero que, al finalizar este encuentro, todos tengan una mayor apreciación por la labor de las enfermeras en el cuidado de personas enfermas de Alzheimer y sus familias, entendiendo que somos profesionales dedicados, especializados y fundamentales en este proceso, y que nuestro trabajo contribuye a ofrecerles una mejor calidad de vida tanto al residente como al familiar.